miércoles, 7 de octubre de 2009

La pesca: una agoní a acuática



Por miles de años se han extraí do millones de peces de nuestros océanos, lagos y rí os. Recientemente la demanda por productos marinos ha aumentado y la tecnologí a moderna ha incrementado nuestra habilidad para localizarlos, pescarlos y consumirlos.
Grupo Gandhi


Por miles de años se han extraí do millones de peces de nuestros océanos, lagos y rí­os. Recientemente la demanda por productos marinos ha aumentado y la tecnologí a moderna ha incrementado nuestra habilidad para localizarlos, pescarlos y consumirlos. Como resultado, los números de especies marinas se han reducido enormemente. En la actualidad, un tercio de todos los peces pescados en redes no son considerados valiosos para la industria pesquera y son devueltos al mar muertos o semi muertos.

La industria pesquera también ha creado criaderos artificiales en los que miles de peces comparten inadecuados, sofocantes y reducidos espacios (2,500 libras de peces en 2,500 galones de agua) en los que las enfermedades propias de estas especies se desarrollan rápidamente.Todos estos peces viven en tanques en los que cientos de peces viven, comen y defecan haciendo necesario el uso constante de productos agroquí micos, desinfectantes, herbicidas, hormonas,vacunas y otras drogas utilizadas para combatir enfermedades y parásitos.

Cuando los peces alcanzan el peso necesario para ser enviados al mercado, son depositados en tanques oxigenados que los llevaran directamente a los mataderos donde la carga es depositada en grandes depósitos de metal. Allí , los peces que sobrevivieron este cruel proceso y la tensión del transporte mueren sofocados.En algunos restaurantes los peces son consumidos vivos. Se les quitan las ví sceras, se les filetea y son servidos a los consumidores.

Algunas personas piensan que los activistas por los derechos de los animales van demasiado lejos en sus intentos por defender a los peces. Muchas personas incluso cuestionan la facultad de estos animales a experimentar dolor o angustia.Estas percepciones hacen que ciertos individuos enfáticamente afirmen que los peces no sienten absolutamente nada cuando se resisten a ser pescados en redes o anzuelos. Asimismo, ignoran totalmente la desesperación causada por la asfixia al ser sacados del agua o la cruel práctica de atarlos a los botes con filosos anzuelos para mantenerlos vivos y "frescos" en el agua. Llegando al colmo de lo absurdo, algunas personas creen que los peces no sienten dolor, porque si lo sintieran no se provocarí an aún más dolor al jalar el hilo de la caña de pescar tratando de escapar.Cuando los peces se aterrorizan, tratan de nadar mar adentro para librarse de lo que les ocasiona dolor o temor pero esto no quiere decir que no sientan dolor.

Si los peces pudieran gritar o tuvieran expresiones faciales que claramente demostraran dolor o temor, tales gestos serí an interpretados por los pescadores como simples reflejos que no comprobarí an un estado consciente en el que se podrí a experimentar dolor.

Sin embargo, gracias a los avances en neuroquí mica , se ha comprobado que los peces (al igual que otros animales vertebrados, incluyendo a los humanos) poseen un sistema altamente desarrollado que puede protegerlos en situaciones de dolor extremadamente intenso. Este sistema produce substancias naturales similares al opio (enquefalinas y endorfinas) cada vez que un animal se lastima. Estas substancias también han sido encontradas en los tejidos de los gusanos de tierra tan comúnmente usados como carnada por los pescadores.Cuando los cuerpos de estos pequeños animales son atravesados por los ganchos de los anzuelos, ellos definitivamente son capaces de experimentar dolor.

Algunas especies de peces cambian instantáneamente de color cuando se alarman regresando a su color original únicamente cuando el peligro pasa. Estas alteraciones en coloración (similares a cuando una persona palidece de miedo) son indicaciones de cambios bioquí micos internos que se producen debido a reacciones emocionales tales como pánico y comportamientos escapistas. Por lo tanto, es totalmente ilógico presumir que no existen experiencias subjetivas o sentimientos de miedo asociados con estas emociones.

Esto comprueba que un pez y un ser humano poseen sentimientos subjetivos. Pero, al igual que el alma, éstos no pueden ser revelados a través de disecciones o mediciones técnicas.

Sin embargo, neurocientí ficos han descubierto que todos los animales vertebrados, incluyendo a los peces, poseen un sistema receptor benzodiazepino en sus cerebros. Este sistema receptor es bloqueado con drogas como Valium la cual tiene la propiedad de reducir el miedo y la ansiedad en los humanos.

Personas que mantienen peceras reportan que algunas veces los peces dan muestras de depresión, tornándose pálidos y letárgicos cuando son separados de sus parejas. Y recientemente, etologistas han demostrado que peces sociables como los peces dorados (goldfish) no se comportan normalmente cuando se les priva del contacto con otros peces de su misma especie.Concluí mos entonces con la premisa de que los peces son animales que sienten y que son capaces de experimentar dolor y miedo en una forma muy particular, al igual que la vasta multitud de seres humanos.

Muchas personas, por ignorancia o indiferencia, consideran el deporte de la pesca como un pasatiempo relajante y gratificante. Involucarn a sus hijos desde una edad temprana, inculcándoles el érroneo mensaje de encontrar diversión con la muerte violenta de un animal que tiene derecho a vivir en paz en medio de su elemento natural.

Enséñeles a sus hijos a respetar a todo ser viviente y comparta con ellos pasatiempos sanos, gratificantes y libres de crueldad.

Las cápsulas de aceite de pescado capitalizaron el mercado mundial luego de que fueron recetadas como la cura milagrosa para los numerosos y alarmantes casos de enfermedades de tipo cardí aco y arterosclerosis entre los consumidores de carne de los Estados Unidos.

Pero a pesar de que parece que el aceite de pescado tiende a reducir los triglicéridos en la sangre, diferentes estudios clí nicos aún no han determinado los efectos de un consumo a largo plazo.

Aparte de su alto contenido grasoso, sus ingredientes activos pueden causar efectos secundarios impredecibles tales como un incremento en la duración de hemorragias ya que actúa como un adelgazador de la sangre que evita que las plaquetas formen coágulos.

*Agradecemos mucho a Maru Vigo de Tucson Animal Net por la valiosa información.

No hay comentarios:

Publicar un comentario