viernes, 25 de septiembre de 2009

Carta a los gobernantes de Tordesillas

Este testimonio apareció en un foro contra "El toro de la Vega". Independientemente de nuestras creencias religiosas es un ejemplo de cómo en determinado momento de nuestra vida se puede reflexionar y cambiar nuestra manera de percibirlo todo.
Anónimo.

Señores Gobernantes de Tordesillas:

Cordial Saludo desde Colombia.

Deseo contarles mi historia, con el fin de que le sirva a otras personas tanto como a Mí .

Me llamo Oscar Montoya, tengo 27 años y soy hijo de un ex ganadero de reses de media casta residente en el municipio de Since, en el departamento de Sucre al norte del Paí s.

En nuestra región se acostumbra celebrar las fiestas de Corraleja, en donde se sueltan toros en un ruedo improvisado para que la gente del común se meta a torearlos.

Hay unos expertos denominados manteros, y otros llamados garrucheros que se encargan de clavarles banderillas y garruchas al toro, unos a pie y otros a caballo.

Los toros no se matan, y cuando se termina la corraleja se les pone desinfectante en las heridas.

Como mi padre era criador de estos toros, desde muy pequeño me apasione por estas fiestas, y a los 17 años empecé a participar como garruchero.

Cuando tení a 22 años, sufrí un terrible accidente en motocicleta, llegue al hospital sin signos vitales, en donde se me aplico un proceso de reanimación.

Estuve muerto aproximadamente 4 minutos, según los médicos.

Durante esos instantes, me vi fuera del cuerpo observando como los médicos hací an todo lo posible por regresarme a la vida, luego empecé a entrar a un túnel en donde flotaba con total placidez.

De repente se aparece una figura humana rodeada de luz color magenta, y me dice, vuelve, no es tu momento, haces parte de un conglomerado de seres equivocados a los que se les devolverá multiplicado por tres toda la tortura que le inflingen a los animales por diversión.

No quisieras quedarte si supieras lo que te espera aquí por toda tu crueldad, mejor regresa y trabaja para reparar todo el mal que has hecho.

Inmediatamente sentí algo parecido a lo que se experimenta cuando esta por detenerse un ascensor, y una fuerza impresionante me atrajo de nuevo a mi cuerpo.

Escuchaba a los médicos decir lo tenemos, lo tenemos, gracias a Dios.

Una vez ya recuperado de todas mis heridas, le conté a mi familia lo sucedido y la vida cambio radicalmente para todos.

Mi padre dejo de enviar toros para las corralejas y empezó a cambiar la producción de las tierras sembrando arroz y sorgo, nadie en mi familia volvió a participar de ningún espectáculo donde se maltraten animales, y yo recorro los colegios contando mi experiencia.

Mi hermana se enteró en la Universidad por un email que le llegó, lo que hacen en Tordesillas con “El toro de la vega” y me invito a que les escribiera.

Espero que no pierdan esta oportunidad de aprender por el ejemplo ajeno, y solo me queda por decirles, Yo se lo que les espera a todos los violentos, lo viví .

Anónimo


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