domingo, 22 de agosto de 2010

Tarde de toros en Béziers

diaridegirona.cat » 22.08.2010

Los aficionados franceses lamentan la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, ven
una intencionalidad política y se muestran convencidos de la continuidad de las corridas en su país

Algunos aficionados adquiriendo
 entradas a última hora.
Mientras todavía hay personas que se acercan a las taquillas para adquirir o recoger sus entradas, ya hay aficionados que empiezan a acceder a la plaza de toros, centenaria y con capacidad para 13.000 espectadores. A la izquierda, una parada ofrece todo tipo de objetos relacionados con el mundo taurino: desde trajes de luces completos hasta banderas españolas con el emblema del toro de Osborne, pasando por carteles, capotas, colgantes, banderillas, llaveros , bolsas ... Muy cerca, el bar Le Plaza, sede de la Peña Taurina Sébastien Castella, está lleno de aficionados que toman un café o beben cerveza, vino, Pernod, Ricard ... y comentan el cartel de lujo de la corrida del día: Enrique Ponce, Morante de la Puebla y el mismo Sébastien Castella, con toros de Núñez del Cuvillo. Las conversaciones son similares unos metros más allá, en la caseta que ha montado la Peña Taurina Emilio Oliva, y al resto de establecimientos que, a lo largo de toda la calle, ofrecen tapas y rebujitos al ritmo de las sevillanas que emiten los altavoces de varios locales. Mientras suena Sueña la margarita, los Amigos de Gines, Claude Salles, artesano de la Camarga, muestra a unas personas que se han acercado a su puesto los cinturones que elabora con piel de toro y con hebillas metálicas decoradas con motivos taurinos . Por la calle, mientras tanto, continúan caminando hacia la plaza más aficionados, algunos en familia, niños incluidos, algunos equipados con ropa con emblemas taurinos. En toda la zona que rodea la plaza no hay ni rastro de manifestantes antitaurinos, ni se escucha ni una sola palabra en catalán ni en español, sólo en francés. Es jueves, 12 de agosto, se acercan las seis de la tarde y la plaza de toros de Béziers se prepara para la primera corrida de su Feria de verano.

Situada a unos 180 kilómetros de Girona, pasado Narbona, Béziers es una localidad francesa de aproxidament 70.000 habitantes que pertenece al departamento de Hérault, en la región de Languedoc-Rosellón, más arriba de la Cataluña norte. La semana pasada se hicieron cuatro corridas de toros y tres de novillos en su habitual feria taurina de mediados de agosto, y hace pocos días su alcalde, Raymond Couderc, se ofrecía para acoger las corridas de toros que no se podrán celebrar en Cataluña a partir de que, el año 2012, entre en vigor la prohibición que decretó el Parlamento el 28 de julio pasado.

El AFICIÓN FRANCESA, indignada
Pero el 12 de agosto no hay catalanes, en Béziers. Y si hay son muy pocos. Ni tampoco aficionados a los toros del resto del Estado español. La inmensa mayoría de las aproximadamente diez mil personas que asistieron a aquella corrida de toros y las que al día siguiente llenaban la plaza para ver El Juli, José María Manzanares y de nuevo Sébastien Castella-el torero de Béziers, precisamente, en plena celebración de sus diez años en activo-, eran franceses, orgullosos de su afición e indignados con la decisión de los políticos catalanes: «Aquí las corridas de toros son vistas como algo que forma parte de la cultura y de la personalidad mediterráneas, no tienen ningún componente político como sí la tienen en Cataluña. Este ha sido el problema, allí ». Es la opinión, compartida por buena parte de los tauròfils franceses, de Antoine Martínez, presidente de la Peña Taurina Emilio Oliva, de Béziers. La suscribe Mireille Polo, presidenta de la peña que hay en Nîmes dedicada a Sébastien Castella: «Ha sido claramente una decisión política para marcar diferencias con el Gobierno de Madrid». Y otra afirmación en el mismo sentido, esta de Juan Francisco Pons, francés con familiares españoles que sostiene que «en Cataluña las corridas han sido prohibidas por una cuestión política, porque hay quien las ve como algo española y se quieren marcar diferencias. En Francia, en cambio, la afición a los toros es de verdad, lejos de estas polémicas ».

Una afición que no se queda en la asistencia a las corridas de toros (más de un centenar, el año pasado) que se programan en la cincuentena de plazas actualmente operativas en Francia, concentradas en la franja sur del país, desde el País Vasco francés hasta la Cataluña norte, sino que se prolonga con todo tipo de actividades organizadas por peñas y clubes taurinos que proliferan en esta misma zona geográfica: excursiones al campo para ver los toros, actividades sociales, viajes para asistir a carreras en otras plazas francesas y en España ...En algunas plazas francesas, al margen de corridas de toros (o en lugar de éstas), también se practican las llamadas carreras camargueses (consistentes en tomar unos adornos que se colocan en la cabeza del toro) y carreras de Las Landas (similares a la práctica de los recortadores portugueses).

Hay un considerable movimiento taurino en Francia que se muestra de manera desinhibida: alrededor de la plaza de toros de Béziers abundan los puestos donde se venden todo tipo de productos relacionados con la tauromaquia, y muchas personas asisten a la plaza desnuda con ropa motivos taurinos. Laurent Augier, por ejemplo, se pasa cada año de abril a septiembre yendo de plaza en plaza por todo el sur de Francia vendiendo capotas, banderillas, trajes de luces, llaveros, figuritas y otros objetos con motivos taurinos. Incluso banderas españolas con el toro de Osborne: «La mayoría de estos productos se fabrican en Barcelona y en otros lugares de España-comenta-. Nosotros sólo comercializamos ». Con bastante éxito, si se tiene en cuenta la cantidad de gente que se deteniendo en la parada: «En todo el sur de Francia hay mucha afición a los toros, y no creo que sea posible algo parecido a lo que ha pasado en Catalunya . Lo ha sido un agua de borrajas, una polémica que no tocaba pero que se ha forzado para qüesions eminentemente políticas ", sostiene.

LOS Antitaurinos, BIEN LEJOS
Julien Drochaux despacha en un puesto donde tienen mucho éxito unas camisetas que muestran la imagen de (quién si no?) Sébastien Castella, con la frase «Il est prohibido de interdire« («Está prohibido prohibir"). «Las empezamos a fabricar hace cuatro años-explica Drochaux-cuando hubo un cierto movimiento político en Francia que parecía que podía intentar ir contra las corridas, pero no fue a más». En aquella ocasión, la empresa francesa Banderillas recuperó una de las consignas del Mayo del 68 y la combinó, con autorización de España, con la imagen del torero, para empezar a comercializar estas camisetas que son toda una declaración de intenciones: «Asistir o no a una corrida de toros es una cuestión de libertad personal, no se puede prohibir, pero en Catalunya ha entrado en juego el hecho de que la tauromaquia es una especie de símbolo de España, y por eso se ha ido en contra, por motivos políticos ». La explicación de Drochaux deja claro, sin embargo, que también hay un movimiento antitaurino en Francia: «Sí que existe, y tanto, pero la mayoría de la sociedad francesa respeta la libertad personal». Cuando se le pregunta por qué los antiturins no se manifiestan en torno a la plaza de Béziers, como sí suelen hacerlo, por ejemplo, frente a la Monumental de Barcelona, también es bastante explícito: «Si piden autorización para manifestarse a les concede, pero en una zona muy alejada de la plaza. Así se evitan incidentes ».

También vuelta por todo el sur de Francia ofreciendo sus productos Claude Salles, un artesano de Les Saintes-Maries-de-la-Mer, la capital de la Camarga, que asegura, de entrada, que «nos gustan todas las cosas de los toros, desde que están en el campo hasta que son el plato ». Salles elabora cinturones con piel de toro, decorados con hebillas con motivos taurinos (tampoco falta el toro de Osborne) y también vende en su parada cuadros relacionados con la tauromaquia que pinta un amigo suyo. «Los toros y los caballos son inseparables del paisaje y de la vida de la Camarga». Salles tampoco cree que sea posible a Francia una prohibición de los toros como la que se ha acordado en Cataluña, pero apunta un argumento nuevo que, a su juicio, puede haber contribuido: «Mientras en Francia la afición sigue llenando las plazas para que se le ofrecen espectáculos de calidad, lo cierto es que en Catalunya había ido de baja, en parte porque no siempre se han ofrecido al público buenas corridas ».

Antoine Martínez está de acuerdo con este diagnóstico, aunque antes insiste en que «España es un país democrático y por tanto la libertad de las personas es un valor que se debe respetar, y que el poder político no puede limitarse de cualquier manera ». Dicho esto, sin embargo, admite que «la creciente disminución de la afluencia a las plazas de toros, en parte motivada porque la oferta no terminaba de satisfacer a los aficionados, le ha puesto las cosas más fáciles a los partidarios de la prohibición». Martínez pone el ejemplo de Béziers este mismo año, con la presencia de toreros de tanto nivel como Morante de la Puebla, El Juli, José María Manzanares, Enrique Ponce y (sí, efectivamente), Sébastien Castella. «Es evidente que la plaza se llenará, porque son muy buenos toreros, y los toros son de las mejores ganaderías». En una situación como ésta, con una afición consolidada que responde ante la oferta, el presidente de la Peña Taurina Emilio Oliva de Béziers cree que se le restan opciones de prosperar los partidarios de la prohibición de las corridas de toros en Francia.

Juan Francisco Pons, que viaja periódicamente el Estado español para asistir a corridas de toros y visitar ganaderías y que sigue ferias taurinas españolas para televisión, insiste en esta idea: «Ha habido un problema de cartel». Y pone un ejemplo inevitable: «Cuando José Tomás torea en cualquier plaza de España, aquella plaza llena. Bueno, es evidente que José Tomás no puede torear siempre y en todas las plazas, pero hay suficientes buenos toreros capaces de atraer la afición ». Pons también se muestra escéptico sobre la posibilidad de que a raíz de la prohibición de las corridas los tauròfils catalanes viajen al sur de Francia: «Es cierto que vienen algunos catalanes y españoles, pero pocos, muy pocos, y no creo que eso vaya a cambiar» .El alcalde Couderc seguro que querría que Pons se equivocara.

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