martes, 31 de agosto de 2010

Empresario taurino de Calahorra cierra el negocio el día grande de las fiestas

Martes, 31 agosto de 2010


En La Rioja, Fermín Vioque se harta «de perder dinero» y acusa al Ayuntamiento de desentenderse de su feria taurina. «cierra su negocio como se cierran cafeterías porque no entran clientes. En este caso, la gente no ha querido ir a los toros» El correo/ AnimaNaturalis

El empresario taurino de Calahorra (La Rioja), Fermín Vioque, ha comunicado que «cierra la barraca» e incumple un contrato de frente y por derecho, porque no tiene más dinero para perder y dar toros a plaza semivacía. La consecuencia es que hoy, día grande en la fiestas de la ciudad, no se celebrará la corrida de toros anunciada.

Vioque, que llegó a Calahorra de forma voluntaria y avisado de años con plaza casi desértica, comunicó ayer por la mañana que «cierra su negocio como se cierran cafeterías porque no entran clientes. En este caso, la gente no ha querido ir a los toros». También aclaró que «devolveré la parte del abono de esa corrida y las entradas vendidas. Aviso con el debido tiempo para que nadie se desplace».

El anuncio ha revolucionado la ciudad y Vioque, que se puso en contacto con los toreros del cartel, dijo que «ninguno de ellos ha dado facilidades y están al día de la ruina taquillera».
En la rueda de prensa que ofreció ayer expuso que tuvo buenas intenciones al llegar, que el viernes pagó unos 2.000 euros por amenaza de huelga de subalternos (que debió pagar el Ayuntamiento) y que ha tenido varias reuniones con el alcalde, concejales y peñas para mejorar cartel, aumentar público y dar facilidades. Justificaba su ilusión diciendo que trajo ocho toros para la primera corrida y nueve para la otra.

En las intervenciones se le tachó de 'chantajista', porque pretendía sacar un dinero al Ayuntamiento, de 'informal' y le recordaron sus incumplimientos en Roquetas, la suspensión de marzo por la que cobró más de cuatro millones de pesetas, el impago a toreros y otras puntualizaciones acusativas sobre acomodadores y billetaje, de las que Fermín se defendió con la nula aceptación popular de su oferta, con argumentos personales y empresariales privados y como pudo. Señaló que «no quiero que después de trabajar y perder mucho dinero los toreros me llamen tonto y torpe por no suspender».

Un representante taurino dijo en alto que «estamos en diálogos de besugos», porque nada se arreglaba en positivo, y Bravo -el de Rincón- señalaba que la velada era infumable. Había pasado más de una hora.

Se supone que el alcalde y los concejales podrán decir más cosas, ya que por la mañana estuvieron reunidos con el empresario en el Consistorio, que le dio el pase del «incumplimiento» al contrato y aguantó, con sus razones y justificaciones de no dar carnaza a los antitaurinos, todo tipo de improperios de los que injustamente se quedaban sin toros... pagando. Los que no pagan no debían andar por allí. Otros empresarios huyen sin dar un pase y Vioque le echó mucho valor después de apuntillar la feria.

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